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La obligación de ser felices en el 2009 (y siempre)

Querida Kari, No quería dejar pasar las fiestas de fin de año sin escribirte unas líneas. Tantas veces hemos hablado sobre el tema que hasta puede sonarte repetitivo, pero yo sé y tú sabes que con cada año también la vida se nos va yendo y con ella van pasando también todas las oportunidades que nos han tocado a la puerta. ¿Recuerdas esa peli que vimos? Esa de los dos amigos en que uno de ellos estaba escribiendo su libro de autoayuda. ¿Recuerdas lo que le decía al otro? “En mi libro pongo que cada día es una nueva oportunidad, pero yo sé que esas son puras boludeces de los libros de autoayuda. La verdad es que las verdaderas oportunidades se nos presentan sólo uno o dos veces en toda la vida”. ¿Recuerdas? Yo no sé si será verdad, pero por si acaso he decidido de ahora en adelante estar siempre atento para que cuando lleguen no vaya a perdérmelas. Constantino Carvallo, el recordado fundador de los Reyes Rojos, les decía siempre a sus alumnos de 5to. de secundaria que no olvidaran que

Sensaciones al final del día

¿Qué es lo que mueve a un ser humano a ponerse en las manos de otro ser humano para hablar de sus más íntimos problemas? Todos tenemos temor a ser juzgados y a pesar de ello algunas personas deciden exponerse a la fantasía de que alguien, un desconocido, les ponga en evidencia aquellas partes de sí mismos que durante toda la vida se han esforzado en ocultar. Cuando alguien decide acercarse a una terapia, pienso con frecuencia, es porque el dolor interno debe ser muy grande. Buscar ayuda por uno mismo implica no poder tolerar en absoluto el dolor psíquico. Y no sólo hablo de depresión (que es algo que está de moda) sino también de sensación de desorganización total en la vida, de duelos que uno no se decida a hacer, de no poder dejar algo que sabemos que nos hace daño (sustancias, personas o costumbres), de descontentos con uno mismo y de seguramente una muy larga lista de casos adicionales. Amigos que me leen, es muy difícil ver las partes feas de nosotros mismos. Que alguien nos diga

Yo le pago para que me escuche

Cuando me preguntan sobre mi trabajo y respondo que soy psicoterapeuta, las personas casi siempre reaccionan en dos tiempos. La primera reacción es de sincera compasión: “¿Y te pasas todo el día escuchando a la gente?” Pregunta sincera a la que, por el tono en el que se expresa, de seguro habría que anteponer un “Pobrecito…”, no siempre dicho pero estoy seguro que siempre pensado. Luego, después de una breve pausa y mientras van tomando consciencia de la situación (y con el signo de dólar dibujado en los dos ojos) viene la segunda reacción: “¿Y la gente te paga por eso?“. No es algo que lo haya comentado con mis amigos psicoterapeutas, pero estoy seguro que a todos les sucede algo similar. Supongo que en una sociedad donde la gente se dedica a ver y a hablar (y ahora que está de moda “la nueva cocina peruana”, también a saborear ), que exista alguien que se dedique a escuchar debe ser algo así como cruzarse con un extraterrestre. Claro que peor sería que fuera filósofo y dijera que

Desde el otro lado del diván

Una vez alguien dijo que para crear un Blog sólo se necesitaban una conexión a Internet y un rollo que contar. Está claro que yo no busco novia (al menos desde aquí), que no intento compartir mi percepción depresiva de la vida ni voy a hablar de mi fracaso con las parejas. Sin embargo este sí es un Blog de compartir, no sé si un rollo, pero sí aquellas cosas que revolotean dentro de mí al momento en que estoy sentado en mi sillón, al otro lado del diván, escuchando a un paciente. Tranquilos, no voy a cometer infidencias ni a violar el secreto profesional. Lo que pienso hacer es más parecido a una catarsis de aquellas cosas, más bien de tipo personal, que se mueven dentro de mí durante las sesiones de psicoterapia psicoanalítica que hago a mis pacientes. No quiero sorprender ni dejar mal a los psicoanalistas. Lo que quiero es hablar de las cosas que dan vueltas en mi cabeza y de mis sensaciones ante un tipo de vínculo que es tan humano como cualquier otro, a pesar que no es cualquier ot