¿Qué es la cura?

Hoy una paciente me preguntó si yo podía decir que era feliz. Tuvo el impulso de contestarle con un rotundo si pero opté por decirle que la felicidad era un balance que en mi caso definitivamente daba positivo. Este incidente me hizo pensar sobre mi rol como terapeuta. ¿Qué es salud mental? ¿qué significa ayudar a un paciente? Vuelvo a pensar en el tema de la “cura” en psicoterapia y me reafirmo en que no existe cura sin crecimiento como ser humano. Muchos de mis colegas del psicoanálisis discreparán pero hasta la fecha no he podido hacer la separación entre ambas cosas. Y ¿qué sería crecer como ser humano? Definitivamente no sería acercarse a un modelo estandarizado de persona como resultado de la desaparición absoluta de los síntomas neuróticos.

La psicoanalista francesa de origen neozelandés, Joyce Mc Duogall, en su “Alegato por una cierta anormalidad” dice que es perfectamente lícito hablar de que “es normal ser neurótico”. Decía que los seres humanos nos movemos entre “la neurosis con su núcleo psicótico secreto” y “las psicosis con su densa franja neurótica“. ¡Y eso incluye a los psicoanalistas!

Entonces, ¿para qué viene la gente a terapia? ¿qué es lo que realmente podemos hacer por ellos? Esperamos aliviar el dolor, pero en esencia queremos ayudarlos a perder esa ceguera que les impide ver aspectos de sí mismos. Esa ceguera que la vergüenza, la culpa y la represión excesiva producen en todos nosotros. Queremos ayudarlos a entenderse y a no juzgarse. A no esperar que las cosas les vengan de fuera y a buscar la fuerza en su interior.

Mi amigo P. dejaría de regalarnos con sus genialidades artísticas si hubiera podido dejar de ser tan histérico. El ha aprendido a verse como tal y con eso ha ganado más libertad. Con esto quiero decir que lo maravilloso del ser humano, la creación artística, la científica, el pensamiento y demás, descansa sobre esta cierta anormalidad que no pretendemos curar. Hacerlo sería como robotizarnos.

Existe un principio en el psicoanálisis que dice que nadie puede analizar a otra persona si no ha pasado él mismo por la experiencia de ser analizado. Para tener pacientes hay que ser paciente primero. Para poder ayudar a otros a tener experiencias de descubrimiento de sí mismo hay que haberlas vivido previamente. Y éste debería ser un proceso continuo, el de descubrirse a sí mismo, para poder distinguir las cosas que son de uno de las que son de los pacientes.

Me veo a mí mismo: hace 20 años tenía la misma vocación de servicio que tengo hoy y sin embargo hoy me siento más completo. ¿Qué es lo que los años de psicoanálisis ha aportado a mi vida? Creo que principalmente me han hecho hacer lo mismo de antes pero más libre de compulsiones y con mayor disfrute. He ido recuperando la capacidad (¿el don?) de elegir porque he ido aprendiendo a verme a mí mismo sin miedo y vergüenza. Todo el tiempo que yo mismo he estado en terapia me han hecho una mejor persona no porque ahora sea más caritativo o cometa menos pecados sino porque he aprendido a ser más libre, a pensar menos en el qué dirán y a entender mejor a los demás. Aprendí a ser feliz por mí mismo y no a esperar que la felicidad venga de fuera. Seguro que hoy hago lo mismo que hacía antes, solo que con más intensidad.

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